Estimados amigos de la Promoción 2020:
Nos encontramos en una época de una gran paradoja. Por un lado, el aislamiento social nos priva del contacto con nuestros familiares, amigos, compañeros de colegio… Por otro lado, gracias a la tecnología, podemos estar cerca de ellos.
El contexto actual nos ha enseñado que, pese a estar lejos, podemos estar cerca mediante los recursos tecnológicos para estar, compartir, ayudar, crecer. No estamos solos.
Aún con todo, esta experiencia nos tiene preocupados porque no sabemos cuándo finalizará. En algunos casos, la incertidumbre genera temor, tensión, ansiedad, desesperanza. Nuestros corazones se ven envueltos en grandes tormentas.
El Evangelio nos presenta a Jesús y sus discípulos en una barca. Estaban bien. Pero se desató una gran tormenta. Los discípulos temían por su vida, como nosotros ahora.
Ante el peligro, los discípulos gritaron a Jesús: “¡Sálvanos que nos hundimos!”. El grito de los discípulos es el grito de toda la humanidad hoy y, también, puede ser nuestro grito.
¿Qué respondió Jesús ante estos gritos? Él les contestó: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Cuando estamos bien y tranquilos la fe fluye, pero en las tormentas, dudamos, nos angustiamos. En los momentos difíciles, no estamos solos, Jesús no duerme, está con nosotros.
Jesús no se quedó en el discurso. Ante la angustia de los apóstoles, se levantó, increpó al viento y al mar y sobrevino la calma. Pidamos la calma en nuestros corazones y en la de tantas personas angustiadas por esta situación. Pidamos a la Buena Madre que nos lleve a Jesús.
Y en este camino, no estamos solos. En medio del distanciamiento social, estamos contigo.
Atentamente
Los Hermanos Maristas